Cada vez son más las personas que
necesitan vivir conectadas para recibir permanentemente información, ya sea vía
Internet, correo electrónico o a través de la palm. La psiquiatría ha dado un
nombre a este fenómeno: “desorden compulsivo online” u “OCD”, según sus siglas
en inglés.
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Según los expertos, esta compulsión a la estimulación constante, producida por
la información "entrante" satisface una necesidad pero en las
personas que realizan varias tareas al mismo tiempo se traduce con frecuencia
en una reducción del nivel de
concentración, productividad y creatividad
Sin embargo, respecto al uso
abusivo de la tecnología, hay opiniones contrarias. Están quienes ven en estas
conductas una adicción no química y quienes, como Helena Matute, catedrática de
psicología de la
Universidad de Deusto (España) afirman que la adicción a
Internet no existe. Matute es partidaria de la teoría del Manual de
Desórdenes Mentales editado por la Asociación Americana
de Psiquiatría que no considera ninguna adicción no química, debido a que éstas
se definen según la sustancia que las causa. Según este razonamiento, las
llamadas adicciones a Internet, al juego, al sexo y a las compras son
comportamientos compulsivos. La licenciada en Psicología María Cecilia Soriani
acuerda con esta tesis. “El estar conectado las 24 horas puede ser un hábito
que genere perjuicios para la salud y la
vida social como la pérdida de las relaciones interpersonales, el sedentarismo
y la pérdida de la comunicación”.
Según la definición más conocida, el OCD es uno de los trastornos de la ansiedad; una condición potencialmente debilitante y que puede perdurar a través de los años. El individuo que padece esta alteración queda atrapado en un esquema de pensamientos y conductas repetitivas que carecen de sentido. Luego, estas se tornan cada vez más angustiantes y difíciles de vencer. Los desórdenes obsesivos-compulsivos ocurren dentro de una gama de matices, pero si un caso es severo y no se trata, puede destruir la capacidad de una persona para funcionar en el trabajo, la escuela, o hasta en la casa.
Edward Hallowell, profesor de Psiquiatría dela Universidad de Harvard
(EE.UU) y John Ratey profesor adjunto de la misma casa investigan las
influencias de la tecnología sobre el alcance de la atención, la creatividad y
la concentración. Ellos son los que acuñaron un nuevo término para describir
estos síntomas: desorden de déficit
pseudoatencional.
En sintonía, David Meyer, profesor de Psicología dela Universidad de
Michigan (EE.UU), se centra directamente en la falta de productividad. “Quienes alternan entre tareas como
intercambiar mensajes electrónicos y escribir un informe, pierden más de tiempo
que si terminan una antes de comenzar la otra”.
La licenciada Soriani va más allá: “las nuevas tecnologías no son el problema, sino el uso que se hace de ellas” asegura, y añade un ejemplo: “para un niño una computadora o el televisor pueden permitirle ampliar algunos de sus conocimientos pero también pueden limitar la capacidad de inventiva, la capacidad creadora; este es el caso de los videojuegos que no permiten el despliegue de procesos de simbolización, sino que encierran al niño en un círculo de repeticiones de modo mecanicista.
Según la definición más conocida, el OCD es uno de los trastornos de la ansiedad; una condición potencialmente debilitante y que puede perdurar a través de los años. El individuo que padece esta alteración queda atrapado en un esquema de pensamientos y conductas repetitivas que carecen de sentido. Luego, estas se tornan cada vez más angustiantes y difíciles de vencer. Los desórdenes obsesivos-compulsivos ocurren dentro de una gama de matices, pero si un caso es severo y no se trata, puede destruir la capacidad de una persona para funcionar en el trabajo, la escuela, o hasta en la casa.
Edward Hallowell, profesor de Psiquiatría de
En sintonía, David Meyer, profesor de Psicología de
La licenciada Soriani va más allá: “las nuevas tecnologías no son el problema, sino el uso que se hace de ellas” asegura, y añade un ejemplo: “para un niño una computadora o el televisor pueden permitirle ampliar algunos de sus conocimientos pero también pueden limitar la capacidad de inventiva, la capacidad creadora; este es el caso de los videojuegos que no permiten el despliegue de procesos de simbolización, sino que encierran al niño en un círculo de repeticiones de modo mecanicista.
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GATURRO |
Fuente: http://old.clarin.com/diario/2003/09/03/t-615970.htm
Muy buen post! Felicitaciones
ResponderEliminarMuy interesante artículo. Seria bueno presentarlo en escuelas o en foros docentes para debatir y reflexionar. Tambien me pareció bueno el chiste de Gaturro. Cordialmente: Noemi
ResponderEliminartanta tecnologia me hace doler la cabeza...es un sintoma? gracias por la información
ResponderEliminarHOLA! ES POSIBLE QUE SI ESTÁS MUY EXPUESTO A LAS TECNOLOGÍAS PUEDAS TENER SINTOMAS DE DOLOR DE CABEZA. RECOMENDAMOS QUE MODERES EL USO DE LAS MISMAS Y QUE DE TODOS MODOS SI TUS DOLORES SON MUY PERSISTENTES VAYAS A CONSULTAR CON UN MÉDICO QUE PUEDA HACERTE ESTUDIOS PERTINENTES PARA DESCARTAR OTRAS CAUSAS. SALUDOS!
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