La tecnología forma
parte de nuestra vida: la utilizamos para trabajar, para relacionarnos… Y
claro, también tiene que ver con trastornos psicológicos nuevos, que han
surgido recientemente:
Por un lado, está el tecnoestrés, producto
de un exceso de datos y de información, que impide la concentración, o por
problemas en el trabajo relacionados con sus instrumentos de trabajo,
relacionados también con la tecnología.
Esto puede derivar en un problema de tecnofobia, que sería un rechazo absoluto a todo
lo relacionado con la tecnología. Los tecnófobos piensan que los avances tecnológicos
son nocivos para el ser humano tanto en el plano físico como en el emocional.
La tecnofilia sería
un trastorno que hace que una persona esté siempre conectada. El tecnófilo
puede depender tanto de la tecnología que ésta se transforma en una obsesión y
esto hace que no pueda relacionarse normalmente con otras personas.